Marta de Agustín

    Tuvieron sus padres una gran biblioteca a la que se encaramaba cada noche y a la que hoy, que se extiende ya por toda su casa, sigue encaramada. Lectora, lectora por encima de todo, solo como consecuencia surge, como un ventrilocuo, la poeta, como secuela de otras voces en su propia voz. En su época de estudiante leyó “ Al sur de Granada “, de Gerald Brenan, hispanista inglés que a comienzos del siglo XX cayó seducido por la Alpujarra y para ella, que entonces aún vivía en el Pais Vasco, era inimaginable poder recorrer y conocer aquellos recónditos lugares, tan diferentes a los que ella acostumbraba. Pero, de alguna forma, aquella romántica idea se debió filtrar, y años más tarde aquí se encuentra, en un pequeño pueblo morisco, colgado intrépido al borde de un barranco y de igual manera, seducida por sus ancestrales pueblos, su agreste paisaje, sus entrañables habitantes y otras gentes que como ella llegan buscando no sabemos qué muchas veces, cuenta Martha, y quedamos rendidos y sujetos ya, a estas tierras. Martha de Agustín nació en Bilbao, donde estudió arte y decoración. Al finalizar sus estudios a principios de los años noventa, se mudó a Almería, donde su familia se había trasladado años atrás. Aunque ella dice no olvidar jamás sus raíces y regresar a ellas siempre que puede. Hoy en día, Martha vive con su amor entre Roquetas de Mar y Capileira, el alpujarreño pueblo que la tiene conquistada, en el que dice sentir cada noche, en el murmullo de sus fuentes, alegres zambras moriscas.